Si me preguntan por una persona ejemplo de humildad , ese era mi padrino Leopoldo Ulloa. Pero no humildad de pobreza o de carencias, me refiero a que era humilde en su forma de mirar y tratar a sus semejantes.
Desde que vivo aquí en Colombia, lo tengo más presente que nunca. Valoro todo lo que vi en él porque a pesar de ser un compositor tan reconocido fuera de Cuba y en Cuba, siempre fue el mismo, modesto, sencillo en sus gestos y en su actitud.
De mi padrino conservo la imagen de lo que es saber escuchar al otro y apreciar lo que la otra persona dice. Era amable, de una sencillez enorme.
A pesar de ser conocido, él fue todo lo opuesto a arrogancia o a complejo de superioridad. No lo recuerdo hablando de sus éxitos o de sus logros. Antes de ser compositor fue agricultor y dicen que cuando iba a la escuela hacía el trayecto a caballo y silbando canciones.
Puedo imaginarlo silbando, en medio de esa paz y belleza que se respira en la provincia cubana.
Nave sin rumbo, que hizo famosa la voz de José Tejedor, es una de las composiciones de Leopoldo Ulloa.
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